La poesía en la fotografía

Leer poesía me emociona, excita los sentidos, anima mi espíritu o lo angustia depende de la prosa o los versos que narran el sentir del poeta. Así mismo, la fotografía es para mi musa que provoca en mí los mismos efectos dependiendo de la historia que revelo.  Por eso, ¡como dejarte de amar, amada mía!

Cuando te vivo, en ese mágico instante te conviertes en el numen que recorre mi espíritu como la sangre a mi cuerpo.

Una vez Homero Montes, actor de teatro y amigo quien me vio corretear y hacer tremenduras en Febres Cordero, calle donde nací y crecí hasta los ochos años de edad;  al referirse a mis fotografías decía “María poetiza la ciudad en cada una de sus imágenes”. Y aunque pareciera exagerada esa frase del amigo y actor, yo me lo creí, porque contigo busco avivar recuerdos, sentimientos y emociones mediante la contemplación de la belleza, del color en el detalle de una bisagra, en el cuerpo casi desnudo que gravita en la calle sin rumbo cierto, en la textura de la hoja de un árbol, un atardecer de ensueño o una cara maltrecha por el sol de una humilde mujer o un habitual vendedor callejero que deambula por la ciudad, o un indigente que clama caridad con su semblante de aflicción, niños que corren jugueteando sin percatarse de los peligros que lo acechan, el patrimonio abandonado y en el bullicio y soledad de la ciudad.

Contactarme a través de ti con tantos paisanos, lugares; cada uno con su historia acuesta; avivan en mi fantasías donde me transformo en acuciosa protagonista de la imagen que desvelo e inspira en mi reacciones encontradas de alegría, nostalgia, melancolía, optimismo, o toma de contacto con una realidad que nos empequeñece la mitad de las veces o no engrandece muy pocas como vecinos de esta ciudad.

¡Por eso como dejarte de amar!, si has sido mi arma y mi voz de lucha y de poesía revelada en el papel del silencioso cuarto oscuro o en la edición digital de ella. Contigo me reconozco: maracaibera, zuliana y venezolana ocupada de mi origen y de lo que me hace sentir ufana, gozosa de mi gentilicio o contestataria y demandante de lo que debe ser restaurado en las personas y en el patrimonio para que no perdamos  la memoria colectiva de años de glorias y de conflictos.

A ti, incondicional cámara fotográfica te repito y confieso como, !como dejarte de amar! si contigo he querido hacer de la fotografía  y la poesía una fusión sin igual, que no solo me faculte para procrear prosas y versos sino que sirva para el análisis sociológico, antropológico, comprensión de la historia y de la cultura de nuestra ciudad a quienes se ocupan de esos oficios.  A través, de ti llega la contemplación a veces estudiada y otras fugazmente de vidas y siempre revelas en mi y múltiples impresiones de matices opuestos, a veces convergentes, pero jamás; de indiferencia.

La poesía es la impresión escrita o hablada de la memoria interior y del alma estremecida, mientras que la fotografía es traductora de la memoria visual y del alma conmovida ante un hecho, acontecimiento u objetos dentro de un contexto.

Durante más de 40 años he hecho fotografía desprejuiciada de toda técnica, solo llevada de la mano de mi intuición, instintos e inteligencia natural para narrar en la imagen ese instante que se hace presente infinito en la gráfica que se obtiene. He querido ser juglar de la ciudad que inspire poesía de tal manera que ambas sean expresión del alfa y la omega de nuestra zulianidad, o mejor dicho,  de hitos  que describan pequeñas moléculas de vida truncadas por la pasividad  y sueños emprendidos reconocibles en los vestigios del ayer y en la aprehensión del hoy para auxiliarme en su entendimiento.

En el silencio de la imagen que se capta surge la poesía e impulsa la lengua de quien la descubre desde su interioridad y con su alma  y luego la escribe o declama, desprejuiciada de dogma o basados en ellos. La fotografía  en mi me estremece, desgarra, ilumina, alegra, conmueve,  y/o todas esas reacciones juntas inspiran poesía en mi.

Mis fotografías de la ciudad, sus gentes y detalles me induce a la revalorización de lo que me abriga desde mi nacimiento, de lo que me da el color y la luz, mis sentimientos de zulianidad y venezolanidad.

Vivir la fotografía para mí es hacer “un poema de amor hecho acción nutritiva a favor de un Zulia hermoso en todas sus facetas”. ¡Por eso como dejarte de amar, imposible,  como dejarte de amar.

Si como dice el poeta Amado Nervo tú querida fotografía me haces decir y sentir “Soy roca, flor y nube porque soy más”.

¡Como dejarte de amar, imposible, como dejarte de amar!